Cuando hablamos de calefacción con estufas de leña, solemos centrar la atención en el aparato en sí. Sin embargo, hay un componente que muchas veces pasa desapercibido y que resulta igual o más importante: el tubo de evacuación de humos. Elegir un buen tubo no es solo una cuestión técnica: es una decisión que impacta directamente en la seguridad, la eficiencia energética y la salud del aire en tu hogar.
Una mala elección puede derivar en condensaciones, retorno de humos, pérdida de calor o incluso incendios. Por eso, elegir bien entre tubos de acero inoxidable o tubos vitrificados no es un detalle menor. Es la base de un sistema de calefacción eficaz, duradero y seguro.
Los tubos de chimenea de acero inoxidable son una opción robusta, pensada para instalaciones exigentes o de uso intensivo. Fabricados con aleaciones que incluyen cromo, níquel y otros metales resistentes, ofrecen una excelente tolerancia a la corrosión, a las altas temperaturas y a la acumulación de residuos como el hollín o el creosoto.
Altísima resistencia a la corrosión y la oxidación. Perfectos para ambientes húmedos o instalaciones exteriores.
Durabilidad extrema. Diseñados para durar décadas sin deformarse ni deteriorarse, incluso con uso diario.
Bajo mantenimiento. Su superficie lisa interna dificulta la acumulación de hollín, lo que mejora el tiro y reduce la frecuencia de limpieza.
Compatibilidad con sistemas de doble pared y aislamiento. Esto ayuda a evitar condensaciones peligrosas y mejora la eficiencia térmica general de la instalación.
Excelente comportamiento ante el fuego. En caso de sobrecalentamiento o revoco, mantiene la integridad estructural.
Menor retención de calor. Se enfría rápidamente una vez que deja de pasar el humo caliente.
Aislamiento térmico limitado si es de pared simple. Aumenta el riesgo de condensaciones si no se elige el modelo adecuado.
Precio más alto. Aunque el coste inicial es mayor, su larga vida útil lo convierte en una inversión rentable a medio y largo plazo.
Los tubos vitrificados están compuestos por acero al carbono con un recubrimiento de esmalte vitrificado aplicado a alta temperatura. Este recubrimiento genera una superficie vidriada, resistente al calor y visualmente atractiva. Son especialmente adecuados para instalaciones interiores, donde el tubo forma parte del diseño y se mantiene protegido del exterior.
Mayor retención de calor. El revestimiento cerámico acumula temperatura, lo que ayuda a mantener el ambiente cálido incluso cuando la estufa empieza a apagarse.
Excelente aislamiento térmico. Esto evita la pérdida de energía y mejora el rendimiento de la estufa, reduciendo el consumo de leña.
Estética cuidada. El acabado brillante negro o antracita es ideal para espacios modernos o rústicos donde el tubo es visible.
Fácil de montar. Su sistema de ensamblaje suele ser intuitivo y visualmente limpio.
Mayor fragilidad. Puede agrietarse ante golpes o choques térmicos bruscos.
Más susceptible a la corrosión. Si se daña el esmalte, la humedad puede penetrar y afectar el tubo interior de acero.
Necesita limpieza más frecuente. El esmalte puede perder brillo o mancharse si no se limpia con productos adecuados.
No es recomendable para tramos exteriores. Salvo que se utilicen versiones especiales de doble pared, se recomienda su uso solo en interiores.
¿La instalación pasa por el exterior de la vivienda o por zonas húmedas como sótanos, buhardillas o paredes exteriores?
En estos casos, el tubo de acero inoxidable (preferiblemente de doble pared) es la elección más segura. Soporta la exposición al agua, las heladas y los cambios térmicos sin comprometer su rendimiento ni su integridad. Además, previene la formación de condensaciones peligrosas.
¿El tubo va visible dentro del salón y buscas un acabado bonito y eficiente?
Opta por tubo vitrificado. Gana en estética y retiene el calor que luego se irradia a la habitación. Es una buena opción para instalaciones rectas y cortas, donde el tiro está bien garantizado.
¿Te preocupa sobre todo la seguridad, el tiro y evitar problemas?
Consulta esta guía visual de instalación:
Cómo debe ir instalado un tubo de chimenea correctamente
Una buena instalación es tan importante como el tubo. Evita codos, tramos horizontales o empalmes sin sellado, y asegúrate de tener al menos 3 metros de tramo vertical continuo.
Una instalación correcta no es una opción, es una obligación si quieres evitar riesgos reales. Aquí van las claves esenciales:
Instalación siempre a cargo de un profesional cualificado. El tiro, las distancias de seguridad y los sellados deben respetarse al milímetro.
Nunca utilices tubos flexibles o de aluminio. No son seguros ni cumplen normativa para evacuación de humo.
Evita tramos horizontales o codos innecesarios. Cuantos más obstáculos pongas, peor será el tiro y mayor el riesgo de humos en el interior.
Limpieza anual obligatoria. Una capa de hollín de apenas 3 mm reduce el rendimiento térmico en más del 25% y puede ser combustible.
No existe una opción universalmente mejor. Todo dependerá de si tu prioridad es estética, seguridad, eficiencia o durabilidad. Lo importante es que ambos tipos de tubo son compatibles con las estufas Panadero, y puedes encontrarlos en nuestra tienda online con distintas medidas, acabados y soluciones para interior o exterior.
¿Tienes dudas sobre cuál elegir?
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¿Para qué sirve cada tipo de tubo? ¿Cuál es mejor para tu chimenea?
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